Debido a la aceleración del metabolismo con el efecto del frío, aumenta la necesidad de comer para mantener el equilibrio térmico: Tienes frío. Tus células grasas no te bastan, necesitas mantenerte caliente, abastecerte de nutrientes entrantes, convertirlos en células grasas. Puede que lo necesites en el futuro. Cuando el cerebro empieza a manejar el cuerpo con estas señales, empezamos a engordar. Por supuesto, esto se aplica a los meses de invierno… Aumentamos de peso sin darnos cuenta, es más, cuando lo que comemos es del mismo tamaño y nuestra amplitud de movimiento es similar.

Disminución de la actividad y de la tasa metabólica basal: Durante los meses de invierno, no sólo disminuye la tasa metabólica, sino también nuestra actividad; así, empezamos a ganar peso con más consumo de energía que gasto.  Enumeramos todo tipo de excusas para no salir cuando hace frío. Con tiempo oscuro y frío, no se dan paseos en verano e incluso ir al gimnasio se convierte en una carga. Por supuesto, cuando te refugias en tu caparazón, tu nivel de actividad disminuye mucho y tu cuerpo empieza a quemar menos calorías de las que está acostumbrado a quemar cada día. Si te da pereza salir, busca formas de hacer ejercicio en casa. Puedes practicar tus vídeos de ejercicios favoritos en casa. ¿No tienes equipo? Puedes utilizar dos botellas de agua en su lugar.

Nos aburrimos cuando nos quedamos en casa y comemos cuando nos aburrimos: En invierno, preferimos quedarnos en casa viendo la tele o navegando por Internet en vez de salir. Pero como nos quedamos en casa, empezamos a picar por aburrimiento, aunque en realidad no tengamos hambre. Esta es una forma inevitable de ganar peso. Así que recurrimos a los alimentos que nos dan felicidad. Las fuentes de felicidad a base de carbohidratos, como la pasta, la pizza, los postres y los cafés cremosos, nos calientan de la cabeza a los pies. Sin embargo, en lugar de calentarte con chocolate caliente y cremosos cafés, puedes envolverte en una suave manta. También puedes prepararte una taza de té o infusión caliente. Hay otras formas de relajarse más allá de la comida. Otra razón por la que dan felicidad es psicológica. Porque la mayoría de las comidas reconfortantes están profundamente ligadas a nuestra cultura y a los recuerdos de nuestra infancia. Y una vez que nos acostumbramos a asociar estos alimentos con nuestros momentos felices, caemos en la tentación de volver a comerlos cada vez que queremos relajarnos.

Los cambios en la luz del día pueden aumentar los antojos: Los cambios en la luz del día pueden alterar nuestros patrones de sueño, y la falta de sueño puede provocar una lucha con las hormonas que regulan el apetito y los antojos. Acuéstate y levántate a la misma hora. Esto ayudará a tu cuerpo a recuperar su ritmo diario normal, que es el responsable de controlar el hambre.

Días cortos y noches largas: Como los días son cortos, no prestamos mucha atención a nuestra alimentación durante el día. Ni siquiera sentimos hambre durante el día. Por la noche, somos incapaces de controlar nuestra alimentación debido al hambre prolongada durante el día. Por las noches, el metabolismo lento se vuelve incapaz de funcionar bien y se almacenan grasas.

Disminución de la temperatura corporal con el frío: Nuestro cuerpo tiene que alcanzar una temperatura necesaria para protegerse de las bajas temperaturas. Necesita energía adicional para alcanzar esta temperatura. Obtiene esta energía de los alimentos. Con la llegada del frío, aumenta nuestra necesidad de energía y empezamos a consumir más alimentos, sobre todo los que aportan más energía. Los alimentos muy energéticos suelen ser alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas. El aumento de peso es inevitable con un consumo excesivo de este tipo de alimentos.

Contrariamente a lo que pueda pensar, el frío puede ayudarle a perder peso: Las investigaciones demuestran que nuestro cuerpo utiliza una cantidad significativa de energía a través de un proceso denominado termogénesis (producción de calor) para mantenerse caliente cuando tenemos frío. Y de esta manera, el cuerpo puede quemar grasa.  Un estudio publicado en la revista «Trends in Endocrinology & Metabolism» sugiere que los ambientes más fríos activan el tejido adiposo marrón, que sirve para quemar el tejido adiposo blanco normal y produce calor para ello.

Cómo Evitar el Aumento de Peso en Invierno

  • Hay que hacer al menos cinco comidas al día y no renunciar nunca al desayuno. Las tres comidas principales deben intercalarse con fruta u otros alimentos.
  • Hay que acortar el tiempo que se pasa frente al televisor por la noche y no comer alimentos basura como frutos secos durante este tiempo.
  • Se deben mantener unos hábitos alimentarios adecuados y equilibrados y consumir especialmente verduras y frutas ricas en vitaminas y minerales para prevenir las enfermedades infecciosas que se observan con frecuencia en los periodos de transición estacional y en los meses de invierno.
  • Hay que procurar consumir verduras y frutas de temporada, especialmente cítricos como limones, naranjas y mandarinas, ricos en vitamina C, que son importantes para aumentar la resistencia del organismo.
  • Como el sol no se deja ver lo suficiente en invierno, conviene pasear en días soleados y consumir mucho pescado para cubrir las necesidades de vitamina D, necesaria para la salud ósea y dental.
  • La disminución gradual de las actividades físicas en invierno también acelera el aumento de peso. Por este motivo, intenta hacer deporte con regularidad en la medida de lo posible.
  • Mientras tanto, el aumento del consumo de alimentos harinosos y la disminución del consumo de alimentos con pulpa provocan trastornos en el aparato digestivo, especialmente estreñimiento.
  • Para prevenir el estreñimiento, se deben consumir legumbres con alto contenido en proteínas y pulpa, como alubias secas, garbanzos y lentejas, al menos 2 veces por semana, así como verduras y frutas, y mucho líquido.

 

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