¿Tiene sobrepeso? ¿Tiene apetito? ¿Quiere comer más, quiere picar todo el tiempo? ¿Consume demasiada comida basura, dulces o snacks? ¿Quiere comer alimentos con carbohidratos, especialmente por la noche? ¿Está muy cansado, estresado, experimenta fluctuaciones emocionales? Estos síntomas pueden indicar que tiene resistencia a la leptina.
La leptina es la principal hormona del organismo; controla la sensación de hambre y saciedad. Se cree que la leptina desempeña un papel activo en el metabolismo energético, el sistema endocrino, la inflamación y el sistema inmunitario. La leptina es segregada por el tejido adiposo; aunque no es correcto generalizar, podemos decir que cuanto mayor es el sobrepeso, mayor es el nivel de leptina. La secreción de leptina es proporcional a la cantidad de grasa corporal.
Las células adiposas producen leptina en proporción a su nivel de grasa corporal: Acuérdate. Cuanta más grasa, más leptina. Entra en el torrente sanguíneo a través del sistema circulatorio. La leptina se une a la proteína en la sangre; cuando la leptina llega al cerebro, atraviesa la barrera hematoencefálica y se une a los receptores de leptina en el núcleo arqueado del hipotálamo. La leptina envía señales al hipotálamo para mantener el equilibrio energético (lo que se conoce como homeostasis) y aumentar la tasa metabólica. A la inversa, la leptina también le indica cuándo debe comer. Cuando tienes menos grasa corporal, menos leptina envía señales al cerebro y envía el mensaje «¡Tengo hambre!». Con el tiempo, si la leptina ignora las señales de advertencia para «comer alimentos», mira lo que pasa en el cuerpo: Cuando los niveles de grasa del cuerpo son demasiado altos, apetece comer. Las investigaciones han demostrado que la resistencia a la leptina también puede producirse cuando se consumen grandes cantidades de fructosa y se está expuesto a toxinas o estrés, lo que se cree que desencadena un aumento de peso.
Según los resultados de estas investigaciones, el aumento de peso está asociado a los niveles de leptina. Además, la leptina está directamente relacionada con los niveles de insulina y muchas personas hoy en día son resistentes a la leptina. Las investigaciones demuestran que unos niveles elevados de leptina aumentan el riesgo de hipertensión, obesidad, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. En las personas con sobrepeso, existe una resistencia a la leptina más que una deficiencia de leptina. De forma similar a la resistencia a la insulina, estas personas tienen altos niveles de leptina en el torrente sanguíneo. Dado que la leptina emite señales constantemente, el organismo aprende a ignorarla; la persona experimenta problemas como tener hambre todo el tiempo y un ritmo metabólico más lento.
Resistencia a la Leptina
La leptina indica al cerebro que hay suficiente grasa en el cuerpo y que no es necesario almacenar más grasa. Así se evita comer en exceso. «Así que es bueno que las personas con sobrepeso tengan altos niveles de leptina, ¿dónde está el problema?», podría decir. De hecho, el verdadero problema no está en la producción de leptina; se ha demostrado que la mayoría de las personas con sobrepeso que tienen dificultades para perder peso tienen resistencia a la leptina. En las personas obesas, el exceso de leptina se segrega a partir de un aumento del tejido adiposo. Sin embargo, este aumento de leptina provoca una disminución de los receptores sensibles a la leptina en las células del centro del apetito en el cerebro. Así, aunque haya un exceso de leptina en el ambiente, la señal quemadora de grasa y supresora del apetito de la leptina no puede llegar a las células. Esta afección se denomina «resistencia a la leptina».
El cuerpo percibe la resistencia a la leptina como inanición, por lo que se activan múltiples mecanismos para aumentar las reservas de grasa en lugar de quemar el exceso de grasa almacenada. La tiroides y la leptina tienen una relación peligrosa pero significativa. El tiroides segrega hormonas que se mueven por todo el cuerpo y afectan al metabolismo, el crecimiento y el desarrollo. Por ejemplo, la resistencia a la leptina también puede bloquear los efectos de la hormona tiroidea sobre el metabolismo. El objetivo no es aumentar la leptina en sangre, sino consumir alimentos que sensibilicen a la leptina para que el organismo pueda responder mejor a su señal. En los últimos años, la leptina se ha asociado a la inflamación; se han realizado estudios sobre el hecho de que también afecta al nivel de PCR en sangre, que es un indicador de inflamación. Se sabe que muchas enfermedades cursan con un aumento de la inflamación en el organismo.
Los factores más comunes que conducen a la resistencia a la leptina son:
- Altos niveles de estrés
- Hidratos de carbono simples (pan blanco, pasta, etc.)
- Sueño insuficiente
- Sobrealimentación
- Niveles elevados de insulina
- Consumo de fructosa (como el jarabe de maíz). Dado que se utiliza en muchos productos procesados, es posible que lo esté consumiendo sin darse cuenta.
Aquí tienes algunos consejos sobre lo que puedes hacer para prevenir la resistencia a la leptina:
- Básicamente, come menos alimentos procesados, ricos en fibra y sin refinar. Debes controlar tus raciones.
- Debe limitar el consumo de alimentos que contengan un exceso de azúcar y de alimentos con un índice glucémico elevado.
- Coma más proteínas y grasas saludables.
- Optimice su sueño. Intenta no pasar hasta 1 hora delante del ordenador antes de acostarte.
- No picotees todo el tiempo, planifica tus comidas
- Intenta recibir más luz solar natural.